Islas de Portugal: nuestras 5 favoritas

Montañas de la Isla de Madeira
Montañas de la Isla de Madeira
21, 09, 2021

La mayoría de los que hacen viajes a Portugal desde España lo suelen hacer en coche. Es sencillo, están aquí al lado. Sin embargo, hubo una época en la que Portugal era una potencia mundial y se dedicaban a navegar por todos los mares en busca de tierras lejanas. En esos tiempos, conquistó muchos lugares y les puso nombre. Entre ellos hay varios archipiélagos, tanto en la costa portuguesa como en el Atlántico africano. 


¿Cuántas islas tiene Portugal?

Se estima que Portugal tiene unas 80 islas repartidas en distintos archipiélagos por todo el planeta, aunque solamente unas 20 están habitadas y se pueden visitar y hacer vida normal. La mayoría de viajeros conocen Madeira (¿Por qué vale la pena hacer un viaje a Madeira?) o las islas Azores, aunque muchos no saben qué islas forman estos archipiélagos.

Por ejemplo, Azores está formada por 9 islas perdidas en medio del océano (a 1.400 kilómetros de Lisboa, la capital) y Madeira consta de 2 islas habitadas y tres islas no habitadas, las Desertas. Y tampoco son muy conocidas las islas que hay cerca de la costa de Portugal. Las islas Berlengas son un pequeño paraíso que vale la pena visitar.


¿Cuáles son las islas portuguesas más recomendables?

Hay opciones para todos los viajeros. Hay una gran variedad. Algunas son muy distintas entre sí. Depende de lo que busques y cómo quieras pasar tus días de vacaciones. Hay islas más de naturaleza para hacer caminatas, otras son más para relajarse frente al mar y otras que ocultan ciudades y pueblos de gran belleza. Para ahorrarte el trabajo de buscar, nosotros te aconsejamos estas cinco:

  1. Faial, la isla azul
  2. La mejor isla de Europa: Porto Santo
  3. La tranquilidad de Culatra
  4. Senderismo en Berlenga Grande
  5. La villa de isla Terceira

Uno: Faial, la isla azul

Es la quinta isla -de nueve- en tamaño de las Azores, pero es una de las islas más completas de todas. Tienen una gran variedad de opciones. Es un lugar con mucho encanto. De hecho, la llaman la “ilha azul” por la gran abundancia de setos y hortensias que la pueblan.

Además de algunas playas espectaculares -destaca la playa negra de Almoxarife, donde te tumbas en la arena mientras observas la montaña puntiaguda de la isla Pico-, podrás visitar los cráteres volcánicos como su imponente Caldeira, cuyo cráter tiene 2 kilómetros de diámetro. También es muy aconsejable visitar la ciudad marítima de Horta, que cuenta con un casco histórico plagado de casitas blancas y callejuelas muy agradables para darse un paseo.


Dos: la isla de Porto Santo, la mejor de Europa

Para el que no lo sepa, el archipiélago de Madeira está formado por las islas de Madeira, que es la principal, Porto Santo y algunos islotes deshabitados. Se encuentra en el océano Atlántico, a unos mil kilómetros de Lisboa y Europa y a 500 de África. De hecho, tanto Madeira como Porto Santo fueron premiadas en los World Travel Awards como el mejor destino insular de Europa en el 2020 por delante de islas como Canarias, Malta, Cerdeña o las Baleares.

Porto Santo está ubicada en dirección noroeste desde la isla de Madeira. Es pequeña. Tiene 43 kilómetros de costa y su paisaje es de lo más contrastado: playas alargadas de arena blanca conviviendo con picos con hasta 517 metros de altura (es el más alto). A diferencia de su hermana mayor, lo bueno que tienes es que es mucho más tranquila, no hay tanta afluencia turística. Es ideal para darse una vuelta por la playa mientras se toma uno un bacalao a la brasa o una poncha (bebida típica de Madeira) en alguna taberna. Por cierto, su capital es Vila Baleria, ciudad en la que Cristóbal Colón vivió un tiempo.


Tres: la tranquila Culatra

Y ahora ponemos rumbo a la costa portuguesa. Muchos no conocerán esta parte del sur de Portugal, frente al Algarve, en la ría de Formosa. Es una maravilla. Las islas de Fuseta, Armona, Culatra, Farol e Ilha Deserta podrían pasar por cualquier isla de esas paradisíacas de los anuncios: aguas transparente y de color turquesa, de arena fina y blanca. Algunos lo llaman el Caribe del Algarve.

Allí reina la paz. Es un mundo aparte. Conserva muy bien su espíritu marinero. Aunque en verano acuden algunos turistas, sus playas son bastante grandes y anchas. Andar descalzo por la playa es un placer. Normalmente te mueves a pie por allí.  Es muy aconsejable llevarse el tubo y las gafas y practicar el snorkel o el buceo. También existe un sendero de unos 2 kilómetros de punta a punta muy gustoso desde el pueblo de Cacela a Farol.

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Cuatro: senderismo en Berlenga Grande

Esta isla está algo más lejos que la de Culatra, a 10 kilómetros de Peniche, a 45 minutos en barco. Es una isla muy llamativa, rocosa y remota. Se trata del único islote visible desde la costa del archipiélago de las Berlengas, un grupo de tres islitas diminutas. La soledad aquí está asegurada. Hay una pequeña población pesquera, una tienda, una pensión con restaurante y un faro.

El paisaje es brutal: acantilados, grutas, arcos naturales y pequeños islotes. Y aves, muchas aves, especialmente gaviotas. Son las dueñas de Berlenga Grande. Por algo se le ha declarado Reserva Natural de la Biosfera por la UNESCO. Vale la pena recorrerla a fondo. No es muy exigente, sobre todo teniendo en cuenta que solamente hay un kilómetro y medio de punta a punta. Hay un par de senderos marcados muy interesantes: el que nos lleva entre Berlenga y Ilha Velha hasta el fuerte de São João Baptista, del siglo XVII, es el ideal.


Cinco: un paseo por la villa de Terceira

Regresamos a las islas Azores. Hay que recordar que las nueve islas que forman las Azores se pueden dividir entre las que están al este, São Miguel y Santa María; las de la parte central, Terceira, Graciosa, São Jorge, Pico y Faial; y las de la zona occidental, de Flores y Corvo. Todas tienen su gracia. Son volcánicas. El clima es muy estable, 15 grados de media en invierno y 20 en verano. Ni frío ni calor. Y todas, cada una a su manera, son de una belleza extraordinaria.
 
Además de Faial, si tuviéramos que escoger una de las islas Azores, sería Terceira. Nos gusta sobre todo por su capital, Angra do Heroísmo, uno de los cascos históricos más bonitos de Portugal y, después de ser arrasada por un terremoto en 1980, se reconstruyó su arquitectura original y fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1983. Sus hermosas iglesias blancas, sus tradiciones y la esencia que conservan sus gentes merecen una estancia.


Por cierto, un plan B, por si acaso:

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