¿Qué es una Aurora Boreal? La científica Melanie Windridge nos lo explica
Existen pocos fenómenos naturales tan espectaculares como las auroras boreales (Northern Lights en inglés). Cuando las ves, te quedas embobado. Es algo mágico. Como un misterio indescifrable que flota en la atmósfera, que se alarga, cambia de forma y color y aumenta su brillo en un breve espacio de tiempo. Un espejismo, vamos. De hecho, antiguamente, nuestros antepasados creían que eran dragones o serpientes voladoras. Pero no es un truco de magia, ni son dragones. Qué va: tienen una explicación científica.
Fue Galileo Galilei quien las bautizó como auroras boreales, en 1619, utilizando el nombre de la diosa griega del amanecer, Aurora, y de Bóreas, el viento del Norte. Es importante señalar que este fenómeno en realidad se llama “aurora polar”, que cuando se produce en el hemisferio norte es una aurora boreal y recibe en el sur la denominación de aurora austral.
En Travelzoo hemos buscado una especialista en la materia, la doctora Melanie Windridge (autora del libro Aurora: In Search or the Northern Lights), para que nos explique qué es una aurora boreal y todos los enigmas que rodean a este extraordinario fenómeno de la naturaleza.
¿Qué son las Auroras Boreales y por qué las vemos?
Nuestro sol emite un flujo constante de partículas cargadas (radiación cósmica) en todas direcciones, conocido como “el viento solar”, que barre el espacio a un millón y medio de kilómetros por hora.
Si estas partículas golpearan la Tierra, nos expondrían a una radiación dañina y nuestra atmósfera desparecería. Afortunadamente el campo magnético de nuestro planeta nos protege. Cuando las partículas cargadas nos alcanzan, bombean el campo magnético con energía, que las catapulta hasta la parte posterior de la Tierra a través unas líneas invisibles que parten de los dos polos, y que son como un imán. Las partículas fluyen en la magnetosfera de la misma forma que lo hace un río alrededor de una piedra o de un pilar de un puente y, al quedar atrapadas, colisionan con átomos de oxígeno y nitrógeno y provocan la emisión de luz.
Debido a que descienden por las líneas del campo magnético que desembocan cerca de los polos, se forman anillos de aurora alrededor del globo en latitudes altas. La aurora que ves es el resultado de miles de millones de átomos excitados que emiten pequeños destellos de luz en lo alto del cielo nocturno polar.
Antes de que los científicos desvelaran este misterio, ¿qué pensaba la gente que eran las auroras?
Como se ha comentado anteriormente, estas luces brillantes y misteriosas en el cielo han dado lugar a toda clase de mitos. Los indígenas del Ártico, por ejemplo, los explicaban de diversas maneras: o que eran los espíritus de sus parientes muertos, o hijos que no habían podido nacer, o directamente aseguraban que eran señales de sus enemigos. Las antiguas historias del pueblo Sami advirtieron que si alguien se burlaba de estas luces se apoderarían de tu espíritu, e incluso ahora, los padres amenazan a sus hijos con que la aurora se los llevará si se portan mal.
Se dice que las auroras rojas predijeron la muerte de Julio César (44 a.C) y presagiaron la Guerra Civil Americana (1860), por lo que durante milenios se interpretaron como un mal presagio. A lo largo de su historia, la aparición de la aurora ha sido una mezcla de maravilla, mitología y miedo. Cuando las ves, aun siendo un escéptico y entendiendo su base científica, no es difícil comprender las emociones que podían asaltar a nuestros antepasados.
¿Quién fue la primera persona que dio una explicación científica sobre este excepcional fenómeno?
Mientras que los avistamientos de las auroras van más allá de la historia escrita, fue en 1908 cuando el noruego Kristian Birkeland argumentó científicamente, por primera vez, lo que las causa, aunque su explicación no fue plenamente reconocida hasta 1960, mucho después de su muerte. Fue nominado para el Premio Nobel varias veces, pero nunca ganó.
Si te decides a viajar a Noruega para observar auroras boreales, échale primero un vistazo al billete de 200 coronas noruegas. Verás la imagen de Kristian Birkeland junto a una bola magnetizada llamada “terrella” —un modelo del planeta Tierra en miniatura—, el experimento con el que pudo demostrar cómo se creaban las auroras.
Otro de sus experimentos aparece en la parte posterior del billete, pero sólo es visible bajo la luz ultravioleta. Podrías comprobarlo si volaras a baja latitud durante una tormenta solar especialmente potente, aunque, para verlo, tal vez sea más fácil y recomendable comprar una simple bombilla ultravioleta.
¿Por qué se ven tal cantidad de colores distintos?
La aurora más común es un arco o una banda verde que se alarga sobre el cielo, como ondulándose o bien retorciéndose. Este color lo emite el oxígeno. Es bastante impresionante, pero algunos viajeros suertudos incluso llegan a ver rojos vividos y varios tipos de azules.
En zonas con mayor altitud (varios cientos de kilómetros) donde los átomos de oxígeno están más dispersos, la luz que emiten tiene una longitud de onda más larga, lo que hace que sea de color rojo. Por lo general, la luz roja es oscurecida por la luz verde inferior. Pero durante la actividad solar intensa, fuertes vientos solares hacen que la aurora sea más brillante y haga que sus anillos alrededor de los polos de la tierra se expandan, por lo que las luces se pueden ver en latitudes más bajas, incluso en Europa central. En estos lugares de baja latitud, los espectadores que miran hacia el norte verán la parte superior roja de la cortina auroral con la parte inferior verde oscurecida por la curvatura de la tierra.
A menor altitud, las partículas entrantes pueden impactar contra los átomos de nitrógeno. La longitud de onda de la luz de la mezcla de diferente átomos es más corta, creando una luz azul (y ultravioleta, aunque esta no es visible para el ojo humano). Si la actividad solar es particularmente fuerte, las partículas cargadas pueden hacerlo lo suficientemente lejos en la atmósfera terrestre para crear azules y púrpuras.
¿Somos el único planeta con auroras?
Muchos planetas en nuestro sistema solar tienen campos magnéticos, y por lo tanto los efectos aurorales son similares. Si pudiéramos visitar Mercurio, Urano, Júpiter, Saturno y Neptuno, también tendríamos la oportunidad de ver espectáculos aurorales espectaculares. Por ahora, tenemos que conformarnos con mirar imágenes de naves espaciales como las de Juno de la NASA. Venus y Marte carecen de campos magnéticos, y aunque no somos los únicos, al menos podemos sentirnos privilegiados ante nuestros vecinos más próximos.
¿Dónde viajar para ver auroras boreales?
Probablemente observar una aurora boreal moverse en el cielo abierto debería estar en el listado de experiencias a ver antes de morirse. Por esa razón cada vez más gente coge un avión y pone rumbo al norte para cruzar el círculo polar ártico. Para muchos eso es un sueño, una aventura. Es un viaje muy aconsejable, especialmente para aquellos a quienes que les gusta la naturaleza en su estado más puro.
Pero no en todos los lugares se pueden ver auroras boreales. O en otras palabras, hay sitios donde hay más posibilidades y además se pueden ver mejor que en otros. Alaska, Canadá (provincias de Nunavut, Northwest Territories y Yukón), Islandia, las Islas Lofoten de Noruega, el Cabo Norte, Kiruna en Suecia, a la Laponia finlandesa, Siberia norte en Rusia, la isla escocesa de Shetland, la noruega Svalbard —la isla habitada más cercana al polo norte—o incluso a la lejana Groenlandia (aquí ya empiezan a verse en agosto). Debido al gran interés, en alguno de estos spots incluso se han construido habitaciones con techos de cristal, iglús en medio de la nada o safaris on guías especializados para buscar y “cazar” las auroras boreales más bonitas del cielo.
Desde España, lo más sencillo (y económico) es desplazarse hasta países relativamente cercanos para ir a la caza de las auroras boreales. Aquí te facilitamos tres opciones:
- Un paquete de hotel + vuelo a Suecia. La idea es establecer la base en Estocolmo y de ahí poder desplazarte hacia el norte, de tal modo que obtengas lo mejor de una escapada urbana y de una experiencia salvaje.
- Vuelos al mejor precio a Islandia... ¡y sin escala! Eso sí, debes recordar reservar con la suficiente antelación desde los principales aeropuertos españoles.
- Un alojamiento en las islas Lofoten, Noruega, y no cualquier alojamiento: son unas casitas tradicionales de pescadores con dos plantas frente al lago. Ojo a la galería; no te dejará indiferente.